El Frente Patriota declara su absoluto rechazo a las nuevas medidas de restricción de circulación, al cierre de las escuelas y al toque de queda impuestas por decreto por el presidente Alberto Fernández y su jefa política, Cristina Fernández de Kirchner.
Estas abruptas resoluciones, que rigen desde el viernes en el AMBA y que posiblemente sean extendidas al resto del país en los próximos días, son sanitariamente inútiles y contraproducentes, socialmente peligrosas y económicamente llevarán a la ruina a más trabajadores, pymes y comercios.
La presunta falta de camas en hospitales y clínicas de las que habla el gobierno sólo puede ser atribuída a la incapacidad y desidia del propio Poder Ejecutivo Nacional, que a lo largo de más de un año de pandemia no supo o no quiso mejorar el sistema de infraestructura sanitaria, aún cuando todos los días emite moneda de una forma descontrolada y sin que la población sepa en qué se gastan esos fondos. Las vacunas, que en su mayoría mostraron ser ineficientes y peligrosas por ser todas experimentales, tampoco llegan en tiempo y forma pues las negociaciones del Ministerio de Salud son oscuras, erráticas y mal conducidas.
Desde el punto de vista social, el Frente Patriota advierte que la tolerancia de la población a más políticas represivas es cada vez más baja, y todo lo que pueda suceder es responsabilidad exclusiva del presidente. El cierre de escuelas perjudica gravemente a nuestros niños y jóvenes, que ya perdieron en los hechos todo el año 2020, y que ahora se ven nuevamente privados de clases serias y presenciales por la irracionalidad de un puñado de funcionarios. A lo antedicho se suma la ruina económica que estas decisiones genera, ya que no puede pedírsele más esfuerzo los sectores del trabajo, el comercio y la producción que aún subsisten en el país.
Todos los Argentinos son esenciales, y sólo se cuida a la salud eliminando la corrupción y la prepotencia de los actos de gobierno. Mientras el actual mandatario continúe bajo el yugo de la usura internacional, de los dictados de los organismos globalistas y del control de su vicepresidente, el panorama sólo empeorará.